jueves, 10 de octubre de 2013

PONENCIA PARA EL 1º CONGRESO INTERNACIONAL DE CONVIVENCIA POSITIVA
"TALLERES CREATIVOS CICLADOS EN LA ESCUELA PRIMARIA"
Una propuesta para formar sujetos críticos

DESARROLLO
Quisiéramos empezar esta ponencia recordando a Frans Carlgren quien dice que  “Las exigencias del programa de enseñanza y de los métodos de trabajo, así como cantidad de prejuicios enraizados, forman barreras que no se pueden franquear tan fácilmente”.
La escuela hoy ya no puede limitarse a proveer conocimiento, sino que debe ayudar a construir subjetividad armando redes y construyendo colectivos logrando aprendizajes significativos.
Una de las dificultades más grandes que vemos en algunas escuelas es el desinterés que presentan los estudiantes por la tarea que realizan y por los temas que se abordan en el aula.
Es por eso que comenzamos a pensar en la posibilidad de trabajar con los chicos en una organización diferente como son los talleres ciclados, respetando la diversidad de puntos de partida y de estilos de aprendizaje, las perspectivas procesuales de la enseñanza y el aprendizaje logrando que a partir de los intereses de los estudiantes estos procesos sean más fluidos.
En la nueva escuela es necesaria otra organización de tiempos y espacios para promover en nuestros estudiantes la participación activa como futuros ciudadanos. Si generamos nuevos vínculos en nuevos espacios de trabajo los convocaremos y al mismo tiempo formaremos ciudadanos responsables, activos y comprometidos con su tiempo.
Se trata de pensar a la escuela como una institución abierta y flexible con intercambio de alumnos de diversos grados que pueden hacer aportes diferentes desde otros puntos de vista.
Hablamos de respetar las etapas evolutivas de cada niño favoreciendo el despliegue de sus capacidades y sus potencialidades en todos los órdenes permitiendo el intercambio entre diversas edades.
El Taller es una modalidad pedagógica de “aprender haciendo” que nos permite realizar una mirada integral en la formación del sujeto ofreciendo un abanico de posibilidades que les permita encontrar sus fortalezas y conocer sus debilidades habiendo interactuado con las diferentes áreas del conocimiento.
Estos talleres responden a ciertos aprendizajes académicos o no, pero que nos interesa que nuestros alumnos realicen relacionados con la vida, con el entorno físico, social y cultural próximo a ellos.
Esto significa que se tratarán temas de áreas curriculares como podría ser un taller literario pero también otros lejanos a la escuela como cestería o cocina.
Para esto utilizaremos dinámicas de trabajo flexibles y abiertas logrando un clima de creatividad, respeto y libertad para recuperar así el placer por el aprendizaje. Los talleres fomentan la cooperación y sobre todo el aprendizaje a partir de la interacción con diversos actores, que pueden ser docentes o alumnos de otros cursos, algo que resulta motivador y sobre todo enriquecedor.
Si consideramos a los estudiantes como sujetos activos comprenderemos que estos son portadores de saberes que a partir de sus interacciones, trabajando en forma transdisciplinar lograrán construir nuevos conceptos en un aula convertida en un centro de investigación, un laboratorio, donde se construyan experiencias de aprendizaje.
 Estos espacios de talleres nos permiten abrir nuevos mundos para nuestros alumnos donde se puedan desarrollar a partir de sus intereses, capacidades y potencialidades individuales. En ellos encontramos lugares diferentes a los escolares como los concebimos, donde predominan el pensamiento lógico formal y lingüístico por sobre otras posibilidades.
Intentamos, en palabras de Howard Gardner, trabajar con todas las inteligencias que presenta un sujeto además de las mencionadas.
La teoría de las inteligencias múltiples permite una comprensión más amplia del ser humano y de las distintas formas que tiene de aprender y manifestar su conocimiento.
No todos los sujetos aprendemos de la misma forma ni focalizamos en los mismos intereses. Tampoco tenemos las mismas capacidades.
Gardner plantea que existen otras posibilidades de aprender además de la lógica y la lingüística y estas son la inteligencia espacial, musical, interpersonal, intrapersonal, emocional, kinestésica y naturalista.
Por eso les debemos ofrecer actividades agradables y pertinentes según las habilidades, intereses e inteligencias que desarrollan nuestros alumnos. Esto los motivará para descubrir su propio conocimiento dando como resultado una mejora en el proceso de aprendizaje de nuestros chicos y así también de los procesos de enseñanza de los docentes.
Por otra parte las artes y las actividades prácticas que se proponen en este tipo de talleres, desempeñan un rol esencial en el proceso educativo de los niños. No deberían ser consideradas como actividades secundarias, sino como elementos fundamentales para el crecimiento y el desarrollo.
Existen otro tipo de escuelas en el ámbito privado y también público que enseñan con pedagogías diversas como es el caso de la educación Waldorf. En ellas no se concibe al ser humano sólo como un cerebro, sino como un ser que tiene un cuerpo, con sentimientos y voluntad, además del intelecto. Para no producir individuos estereotipados, atrofiados emocionalmente, unilaterales en sus formas de hacer y su voluntad, estos aspectos de la naturaleza humana que no notamos a simple vista deben ser constantemente trabajados y guiados.
Es allí donde las artes y las actividades prácticas hacen su mejor trabajo, ejercitando no sólo el corazón y la mano sino también, de manera bien real, el cerebro.
Los niños que han trabajado a lo largo de su educación con el color y la forma, con el tono, la música, la actuación dramática, el lenguaje, con la arcilla, la madera, la cera, la acuarela, la lana, con la tierra y las plantas, no sólo han trabajado creativamente activando, clarificando y fortaleciendo sus emociones, sino que han puesto en práctica su pensamiento y su sentimiento y ejercitado su voluntad. Se trata de educar a la totalidad del ser humano: su mente, su corazón y sus manos.

Entonces resulta imprescindible hablar sobre el rol docente, el cual debe correrse de ser el gran protagonista que está frente a la clase dando su cátedra, para convertirse en un facilitador, guía, que promueva permanentemente la autonomía de los estudiantes y su participación. No se limitará a explicar contenidos sino que brindará herramientas para que sus alumnos logren hacer los descubrimientos a modo de laboratorio como ya dijimos. También debe convertirse en un analizador de los aportes de los chicos para modificar si fuera necesario su propio accionar y las actividades propuestas.
Si buscamos la inteligencia más desarrollada en cada uno de nuestros estudiantes, es decir sus capacidades y posibilidades, podremos mejorar nuestras planificaciones y obtendremos estudiantes más motivados haciendo aprendizajes más efectivos.
El docente debe evaluar los intereses y las capacidades de sus estudiantes, ser intermediario entre la escuela y la comunidad y coordinar los procesos de aprendizaje. También debe supervisar el equilibrio entre los alumnos, la evaluación, el curriculum y la comunidad.

Los talleres en acción.

 En el primer cuatrimestre se hicieron 6 talleres en el primer ciclo y 7 en el 2º ciclo.
Pensar en realizar talleres ciclados implica reflexionar sobre la posibilidad de hacer actividades que chicos de edades variadas puedan llevar adelante sin sentirse frustrados, sin sentir que otros harán por ellos lo que ellos no puedan llevar a cabo. En el caso del primer ciclo tendremos muy en cuenta entonces que las propuestas sean posibles tanto para 1º grado como para 3º y que todos puedan acompañar los procesos. El andamiaje que entre ellos puedan realizar es la riqueza de este trabajo.
La cantidad de talleres dependerá de los docentes dispuestos a llevarlos adelante. En ocasiones algunos docentes curriculares deciden participar con propuestas muy interesantes, otras veces sucede que dos docentes de grado no se animan a hacerlo solos y eligen trabajar juntos.
En algunos casos frente a nuestra propuesta que siempre es abierta a la comunidad de padres, se acercan algunos de ellos y proponen talleres en base a sus propios saberes. Es importante tener en cuenta que cuantos más talleres armemos más posibilidades de elegir y menos chicos tendremos en cada taller, lo cual optimiza la tarea.
Algunos de los talleres en los que tuvimos la fortuna de acompañar y participar, como docentes son:

Cerámica
Cocina
Carpintería
Experimentos científicos
Juegos
Cuentos
Narración
Teatro
Música
Títeres
Folklore
Baile
Cine
Artesanías
Telares
Tejidos
Bricolage
Cestería

Para lograr la atención de los chicos es conveniente promover los talleres una semana antes de comenzar. Cada maestro lo anunciará, lo promocionará para dar tiempo a los chicos a que tomen sus decisiones.

Para realizar la elección de talleres considerando que se deben armar grupos de cantidades homogéneas tendremos en cuenta que pudiera suceder que no se respetara el deseo de todos. Para evitar problemas en ese sentido se les pedirá que elijan dos opciones, poniendo en primer lugar la que más les interese.
De esa forma se armarán los grupos, teniendo muy en cuenta a quienes no se les respetará su primera opción por estar cubierto el cupo en el taller deseado, para priorizar a esos alumnos en un segundo período donde se repetirá la actividad. Es decir que la propuesta debería hacerse en dos momentos.

Es importante hacer notar que este trabajo se puede realizar en los dos ciclos de la escuela aunque seguramente se verán algunas diferencias según los docentes que los integren.
Las modalidades pueden variar. Se pueden organizar talleres cuatrimestrales, bimestrales e incluso decidir hacer un período de prueba de un mes, es decir cuatro encuentros, para ver cómo se sienten con respecto a una modalidad desconocida tanto para los docentes como para los alumnos. Una vez que vean las ventajas de este tipo de trabajo y la alegría con que sus alumnos esperarán el taller, seguramente organizarán nuevos talleres que desarrollarán en un segundo momento.
Es importante encontrar un bloque dentro de la semana donde todos los grados que participen encuentren el tiempo adecuado, es decir que no tengan materias especiales sino que sean momentos donde los chicos estén con el docente de grado. Quizás sea necesario hacer algunos cambios de horarios para que esto sea posible.
Hemos tenido experiencias muy enriquecedoras por ejemplo con una mamá nutricionista quien organizó un taller de cocina saludable y otra que trajo un taller de animación que dicta en otras instituciones en forma desinteresada.

Hoy elegimos para contarles una de las propuestas que algunos docentes llevaron a cabo en la escuela que estoy dirigiendo. Se trata de un taller de cine con esta modalidad ciclada.

            El taller ciclado de cine fue una experiencia enriquecedora tanto para los docentes como para los alumnos. A comienzos de año se lanza la propuesta de realizar en toda la escuela talleres ciclados. Por un lado trabajaron los alumnos de primer ciclo y por otro lado trabajaron los alumnos de segundo ciclo. En el taller de cine se trabajó con alumnos de 4to a 7mo grado. Los docentes a cargo fueron Andrea Brenta y Federico Pelfini de 4to y 7mo grado respectivamente.
            Los estudiantes de la escuela decidieron entre la oferta de talleres a cual concurrir. En el taller de cine se eligió filmar una pequeña adaptación de “La abeja haragana” de Horacio Quiroga ya que era un contenido transversal al 2º ciclo en el área de Prácticas del Lenguaje que venían trabajando los maestros.
La primera actividad fue ver varias escenas de la película “Escuela de Rock”, a modo de disparador para el taller. En dicha película, el personaje principal, un músico no muy exitoso y entrado ya en los 30, Dewey Finn, se hace pasar por maestro de grado para conseguir dinero y pagar deudas. Observó que varios de sus alumnos poseían grandes talentos para la música y decidió armar una banda con ellos, haciéndoles creer que la conformación de la banda era parte de un proyecto. Lo llamativo y usado como disparador es cómo el personaje de la película asigna a cada niño o niña del grado una tarea para hacer ya que no todos podían tocar en la banda por una simple cuestión de cantidad. Esta idea fue usada en el taller. No todos podían trabajar como actores principales pero todos y todas sí podían realizar gran cantidad de tareas que hacían a la filmación y realización de la película. Por lo tanto se dividió a los miembros del taller en grupos de trabajo como: vestuario, escenografía, guión, cámaras, actores principales y secundarios y edición.
            Las siguientes actividades se realizaron de acuerdo con la división en grupos de trabajo. Por un lado trabajaron los alumnos del equipo de escenografía, por otro los encargados del vestuario, por otro los encargados de escribir el guión. Los actores, cámaras y edición colaboraban en la confección de las tareas. Casi finalizados los trabajos se leyó a todo el equipo el cuento a filmar y se dio inicio a los ensayos de filmación.
Por último se filmó la escena que luego fue exhibida en un acto escolar.
 Hasta aquí lo realizado.
Trabajar con alumnos de diversas edades fue por momentos complejo, ya que era inevitable que se generara dispersión. Las alumnas de 7mo, por ejemplo, muchas de ellas abocadas al guión y a la escenografía mostraron una gran predisposición y habilidad para sus tareas, contrariamente a lo que hubiéramos pensado.
Por otro lado, también los tiempos son tiranos. La propuesta de los talleres ciclados era de 4 encuentros pero en el transcurso de los primeros no dimos cuenta de que necesitábamos más tiempo que otros talleres ya que se trataba de un proceso complejo. Por ese motivo lo extendimos por un encuentro logrando concretar 5 encuentros.
La satisfacción más grande fue el entusiasmo de los alumnos para con el taller. La pregunta “¿Cuándo filmamos?” era una constante en los recreos. Se puede decir que los chicos hicieron propio el taller, era algo que les generaba curiosidad y una energía difícil de describir. Creemos que tanto los alumnos como los docentes convirtieron al taller de cine en algo tan personal y propio que motivaba a seguir trabajando.

CONCLUSIÓN:
Como coordinadora del trabajo de talleres ciclados hoy puedo decir que siento mucha satisfacción desde mi rol como profesional al ver los cambios, a veces pequeños, a veces no tanto, que se producen en todos los actores de la comunidad, niños, maestros y familia…Decía un proverbio africano “Para educar a un niño hace falta la tribu entera”. Estamos convencidas de que la escuela tiene que cambiar para no quedarse afuera de la nueva sociedad que venimos construyendo.


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